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sábado, 13 de mayo de 2023

RECOMENDACIÓN. LA GUERRA NO TIENE ROSTRO DE MUJER. SVETLANA ALEXIÉVICH (Barcelona. Editorial Debate. 2015) PREMIO NOBEL DE LITERATURA.

Este libro sorprende desde sus primeras páginas. Encontrarnos con datos numéricos acerca de la cantidad de mujeres que fueron protagonistas de enfrentamientos bélicos en la antigua Unión Soviética y de las secuelas producto de ellas, dan escalofríos y constituyen todo un descubrimiento para el lector desprevenido. Durante la Segunda Guerra Mundial, casi un millón de mujeres combatió en las filas del ejército ruso, pero su historia estuvo oculta hasta que Svetlana Alexiévich lo sacara a luz.
El libro recoge el testimonio de cientos de ellas, mujeres francotiradoras, conductoras de tanques, enfermeras. Hablan tras cuarenta años de haber terminado la contienda, no de la heroicidad del momento, sino del frío, del dolor, del hambre, de la violencia sexual y de la sombra omnipresente de la muerte. La autora debió emigrar a Estados Unidos debido a la persecución política que sufriera como consecuencia de recoger testimonios de las mujeres de la guerra. Lo que fue silenciado por tantos años logró escapar de las voces de mujeres amordazadas por un sistema político violento y patriarcal, por las familias quienes no autorizaban que dieran estos testimonios. Alcanzó con que ella emigrara, para que llegaran a su nuevo lugar de residencia, cientos de llamadas telefónicas que deseaban dar a conocer sus historias.
El objetivo de la autora ha sido el de reconocer el rol de las mujeres dando a luz sus testimonios. Y es como ella menciona "la guerra femenina tiene sus colores, sus olores, su iluminación y su espacio. Tiene sus propias palabras. En esta guerra no hay héroes ni hazañas increíbles, tan solo hay seres humanos involucrados en una tarea inhumana" (p. 14). Al finalizar la lectura del libro, sus voces, la de estas luchadoras, resuenan en nuestra mente y nos enfrentan al pasado para poder comprender el presente. Sin olvido. Por justicia. Ha sido un paso amargo aunque necesario al tener que narrar el horror desde una mirada diferente, cargada de connotaciones, de ternura y de perplejidad. Por primera vez, un premio Nobel, es adjudicado a una obra periodística y ha sido con justicia.

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